La explosión informativa en la que estamos inmersos (entre cuyas causas destaca la incidencia de la información en el desarrollo de la tecnología e investigación y que la sociedad demanda y maneja gran cantidad de información), es un hecho que hace difícil discernir la información útil, de la que supone contaminación o es perjudicial, que a veces hace que se pueda decir que "no se distingue el árbol de entre el bosque". La elevada tasa de crecimiento, hace necesario que el tratamiento de la información, se lleve a cabo de forma automática. Como origen y causa de éste crecimiento exponencial de la información, aparece paradójicamente la solución, la informática, definida como el tratamiento de la información de forma automatizada.
La informática, tan versátil y
polimórfica comenzó a aplicarse a diferentes campos, empezando el
uso de ordenadores en primer lugar en el ámbito militar, ocupando
entonces gran espacio y consumiendo mucha energía, a través de las
sucesivas generaciones tecnológicas, en base a los adelantos de la
ciencia, fueron reduciendo su tamaño y consumo, siendo asequible a
cualquier tipo de actividad, habiéndose extendido en la actualidad
al mundo económico, empresarial y personal, su papel es
imprescindibles en la oficina para tener una eficaz gestión de la
empresa. La fusión de los trabajos de oficina y de la informática
dio lugar a la ofimática.
Se entiende como ofimática todo lo relacionado con la
organización de flujos de trabajo en oficinas, despachos, etc. y el
respectivo apoyo a estos procesos mediante ordenadores.
Dicho de paso, esta vez el español es más preciso que el inglés,
con el nebuloso "System-engineering" y el más limitado
"Business Process Re-engineering" (BOP).
Hablar de la automatización de la oficina -en paralelo a la
automatización de fábricas- no es correcto: en la fábrica el
automatismo -el ordenador- sustituye al trabajador como dueño del
proceso y lo convierte en supervisor o reparador, mientras en las
oficinas las personas siguen como actores principales, apoyándose
solamente para su trabajo y la coordinación del mismo en la
infraestructura informática.
La ofimática no trata exclusivamente del uso del ordenador
individual, promueve la reingeniería de los procesos y sus etapas
en su totalidad usando la informática como instrumento para
eliminar, reducir y agilizar los mismos.
No es como la informática tradicional con su enfoque en información
estandarizada, sino que parte del hecho que cada caso es diferente
y requiere un tratamiento distinto, de tal forma que se pueden
homogeneizar solamente las formas y el proceder pero no el
contenido mismo, por tanto trasciende el modelo cliente-servidor
tradicional.
En el entorno ofimático no son necesarios equipos de elevadas
prestaciones, sino que es suficiente con ordenadores personales
sencillos conectados entre sí y a internet, formando redes entre
los que se comparte información y en consecuencia se abaratan los
costos. La ofimática de esta manera se ha convertido en una
herramienta imprescindible.
La ofimática, por sus peculiares características, suministra un
buen campo para ejemplificar acerca del impacto de la convergencia
e integración de las tecnologías. La oficina, y por lo tanto la
ofimática, que no es más que la tecnología aplicada a la oficina,
es un entorno donde no existen tareas muy determinadas, entran
actividades tan diversas como el tratamiento de documentos o la
comunicación telefónica. En un entorno así es lógico pensar que se
necesitan tecnologías combinadas, no soluciones aisladas
encaminadas a resolver un problema en concreto. La ofimática ha de
proporcionar herramientas que faciliten al usuario (sea éste un
individuo o un grupo) la tarea a realizar.