Los editores o procesadores de textos son unos de los programas más difundidos, importantes y usuales en el ámbito de cualquier ordenador personal. La posibilidad de escribir largos o repetitivos documentos, corregirlos, modificarlos e imprimirlos es una ventaja sustancial del ordenador sobre la máquina de escribir.
Son programas que permiten realizar
todas las operaciones necesarias para editar, guardar, recuperar,
modificar e imprimir un texto. Al escribir con un procesador de
textos, no hay que preocuparse del final de la línea, ni tampoco
del fin de página, ya que el programa salta automáticamente a la
línea siguiente o a la hoja posterior cuando una esté completa. El
propio procesador delimitará el tamaño de la hoja, líneas por
página.
Mediante sencillos procedimientos podemos mover, borrar, subrayar o
repetir párrafos, frases y palabras dentro de un texto. Una vez
finalizada la manipulación del documento, podemos guardarlo en un
soporte magnético u óptico, imprimirlo o ambas cosas, (cuando se
edita o crea un texto, éste reside en la memoria interna, luego
solo permanece temporalmente, perdiéndose al desconectar el equipo.
Para evitar la pérdida, antes debe guardarse en un soporte, si
deseamos conservarlo).
Los procesadores tienen acceso y comunicación con otros programas:
bases de datos, hojas de cálculo, diccionarios, otros archivos,
etc, aunque esto ya no es imprescindible en los entornos Linux o
Windows, dadas las facilidades que ofrecen para la interrelación
entre programas.
Todos los procesadores de textos permiten establecer cabeceras y
pies de página, definir la anchura del documento, el número de
caracteres por línea, establecer longitud de páginas, marcar
márgenes y tabuladores, mover, copiar o borrar bloques de textos,
definir atributos de texto (negrita, subrayado ...). También
ofrecen la posibilidad de crear de forma sencilla tablas, gráficos,
dibujos e insertar incluso imágenes. Es habitual la posibilidad de
visualizar el documento en pantalla en su formato definitivo, es
decir tal y como va a imprimirse. Esta muestra previa es muy
interesante para comprobar su aspecto final sin necesidad de
imprimirlo; se conoce como WYSIWYNG (se obtiene lo que se ve). Un
programa que no es WYSIWYNG, aunque es el más potente de todos es
Tex, escrito por Donald Knuth de la Universidad de Stanford
(EE.UU.), muy utilizado por los matemáticos y científicos en
general, contando con muchos defensores.
Respecto a la seguridad, guardan automáticamente una copia del
documento anterior; otros tienen claves de acceso (password) que
protegen el texto, permitiendo su manipulación sólamente a los
usuarios que conozcan la contraseña. Sin embargo Microsoft Word
tiene niveles de seguridad muy deficientes.
Los procesadores de texto tienen la posibilidad de disponer de los
tipos de letras del respectivo sistema operativo, aunque es el tipo
de impresora el factor limitativo de la calidad de los resultados
obtenidos.
Los procesadores actuales cuentan con programas auxiliares como los
diccionarios ortográficos, de sinónimos o bilingües. Los
ortográficos sirven para revisar el documento completo detectando
los errores de mecanografía y faltas de ortografía. Los de
sinónimos (tesauros) permiten consultar posibles alternativas a una
palabra. Los diccionarios bilingües permiten buscar la palabra en
otro idioma. Otras posibilidades hasta hace poco tiempo
consideradas como avanzadas son: editores de fórmulas, posibilidad
de definir macros, sombreados de marcos, escritura en columnas.
Otros programas interesantes son los comprobadores de estilo que
comparan los textos con una serie de reglas gramaticales, detectan
errores de puntuación, mayúsculas, palabras repetidas y términos en
desuso
Es también muy importante la existencia de una ayuda lo más
sencilla y completa posible que evite la consulta constante del
manual, que viene en formato electrónico. Algunos programas
incluyen acceso a tutoriales de aprendizaje con ejemplos.
El procesamiento de textos no es escribir
Aunque se piense que poseer buenas aptitudes para la mecanografía
es importante para utilizar un procesador de textos, hay algunas
que son contraproducentes. A continuación se listan los hábitos a
tener en cuenta al pasar al uso de un editor de textos: